lunes, 1 de marzo de 2010

ME INTERROGO

PREGUNTAS FRENTE AL POLO DEMOCRÁTICO ALTERNATIVO

¿Qué debe primar en la vida del P.D.A.: lo social o lo Político?:

En primer lugar destaco el orden de las palabras como está formulada la pregunta, ya que el PDA es una organización social y política, donde el carácter social es inseparable de la acción política. Esta lectura de lo político enraizado en la dinámica social se encuentra, creo yo, en total armonía con las necesidades y expectativas del pueblo colombiano y es quizás lo que caracteriza y diferencia nuestro partido de otras propuestas políticas. En ese sentido pensar si se debe ser un partido o no se debe ser un partido, en el sentido clásico de la palabra, pasa a ser un ejercicio secundario y más bien debe buscarse una estructura flexible que potencie de manera efectiva la participación y expresión de los diversos colectivos sociales, comunitarios, sectoriales, étnicos, poblacionales y políticos que componen la nación. Si el Polo Democrático no tiene las condiciones para insertarse realmente en los procesos sociales, fortaleciendo el movimiento social, incorporando sus agendas y plataformas de lucha y potenciando sus liderazgos, cualquiera que sea su estructura será inocua y desfasada de la época y los anhelos nacionales. Por ello, definir y poner en marcha una clara y contundente dinámica de inserción y aproximación a los sectores sociales y populares, es ahora vital y prioritario, más que desgastarnos en debates sobre la estructura o forma orgánica del partido.

¿Cómo debería ser el funcionamiento del Polo?

En tanto que los procesos sociales se gestan y expresan en los territorios, considero que el funcionamiento del PDA tiene que recoger las problemáticas que desde los territorios mismos se están planteando, no solamente su representación territorial, sino también las formas de organización social y comunitaria que en torno a ellos operan.

Es por esto que pienso que la organización, además de tener una estructura que permita la expresión de diferentes grupos políticos, sectores populares, organizaciones sociales, debe fijarse la tarea fundamental de reconstruir el mapa político del país, hacer un mapa político desde los territorios, un mapa activo, un mapa vital que recoja las dinámicas territoriales como uno de los ejes fundamentales, sin descuidar los otros claro está. Así en sus niveles de coordinación y dirección, a demás de los partidos, los movimientos sociales y políticos, los sectores poblacionales, los grupos y etnias y demás expresiones, deben estar presentes con especial preponderancia los territorios con sus organizaciones y gestores(as).

¿Las elecciones Presidenciales?

Soy tajante al afirmar que en el Polo debemos jugárnosla con un candidato(a) único para las próximas elecciones presidenciales, que sea capaz de aglutinar nuevamente los sectores simpatizantes y los sectores militantes del PDA. Más aun, considero que el Polo, tal como lo ha hecho en oportunidades anteriores, continuaría fortaleciendo su democracia interna y por ende su credibilidad ante el país, eligiendo su candidato(a) en una consulta que lo lleve a la contienda electoral con un candidato(a) propio que exprese la identidad política y programática del partido como resultado de la aplicación de nuestro Ideario de Unidad y la consolidación de la unidad en el debate y expresión de las diferencias.

Creo además que para la opinión pública es extraño, por decir lo menos, que cuando se acercan elecciones nuestro partido, que está proponiendo alternativas nuevas y cambios estructurales al modelo económico, a la estructura del poder, a las prácticas políticas tradicionales y a tantas otras acciones y propuestas responsables de la situación actual del país, pierda su identidad y empiece a difuminarse en medio de una gran cantidad de ofertas electorales.

Ante la ya en proceso crisis económica, de repercusiones inmediatas incalculables, es el PDA el único partido en Colombia que desde sus principios y propuestas puede dar alternativas reales de cambio más allá de las agónicas medidas que desde el mismo modelo se están poniendo en práctica. La crisis del modelo es estructural, manifiesta su inoperancia y pérdida de vigencia y por tanto no es desde su interior que se podrá superar. Medidas neoliberales por planificadas y consensuadas que sean no superarán la crisis, porque lo que hay que hacer es construir un nuevo modelo. Claro no podemos perder de vista la coyuntura política actual con la pretensión “Uribista” dictatorial para permanecer en el poder, pero ello no debemos enceguecernos y creer que con alianzas estratégicas o coaliciones inmediatistas podremos dar salida a las crisis que se avecinan en el futuro inmediato.

Creo aún más que el Polo con un candidato único de unidad le está presentando al país un motivo y una opción más para por fin salir del embrujo “Uribista”, más todavía cuando tenemos un antecedente electoral, sin precedentes, con un acumulado electoral muy importante, como fue el caso de la candidatura del doctor Carlos Gaviria.

Insisto nuestro partido y su imagen ciudadana se fortalecen y contrarrestan las pretensiones reeleccionistas de Uribe, si con vigor, de forma directa, con propuestas y con personalidad definida de izquierda democrática, sale en este momento a ofrecer un candidato que sea capaz de decirle No al presidente Uribe y eso fortalecería las posibilidades del Polo y debilitaría la reelección de Uribe. Si el curso de los acontecimientos muestran otras condiciones, la política es así; pienso que el Polo está en plena condición de inteligencia para poder revisar cualquiera que sea su decisión.

¿La estructura del POLO y la vida nacional?

Creo que lo primero que hay que revisar es la composición, procedimientos y estructura del Comité Ejecutivo Nacional ya que, en mi opinión, se ha vuelto inoperante y lo que es aún peor sin capacidad de reacción ante los cambiantes acontecimientos de la vida nacional. El Comité debe ser la instancia más importante para debatir temas centrales de nuestro partido, donde se confrontan las diversas opiniones y miradas sobre los acontecimientos nacionales y se dictan directrices y criterios para el análisis político y sobretodo el dinamizador y aglutinador de las bases del partido para una acción política unificada y de envergadura nacional e internacional.

Si bien hay que pensar en una instancia directiva para nuestro partido, creo que se deben buscar los mejores canales de comunicación y de integración social con las bases sociales y con su propia militancia; a veces los militantes del partido llegamos a enterarnos de las decisiones del Comité Ejecutivo Nacional porque tenemos proximidad con uno o dos miembros del Comité, no hay agilidad en la presentación de las discusiones que allí se tienen y mucho menos hay un mecanismo flexible para que se pueda acceder al Comité Ejecutivo, unas agendas con una visión casi exclusivamente parlamentarista, próximas a los intereses y problemáticas que en ese momento estén debatiendo los parlamentarios y por tanto alejada de los intereses de la militancia y del país que espera de nosotros pronunciamientos y acciones inmediatas.

Yo pensaría en una estructura mucho más colectiva, no de caudillos, una estructura en la cual tuviesen el mismo peso y quizás hasta mayor significación los movimientos sociales que los partidos y/o movimientos políticos.

Desearía ese tipo de partido y creo que hacia allá debemos ir y además esta es la tendencia contemporánea, que no es ajena al ritmo de muchos otros países y a otros procesos políticos que se están dando en América Latina.

¿El ideario de unidad del P.D.A?

Cuando uno lo revisa de manera juiciosa el Ideario de Unidad de nuestro partido, descubre que en su estructura básica, principios políticos y contenidos programáticos (generales) está claramente definido contra la fase neoliberal del modelo económico que ya vemos cuánto daño le ha hecho al país y al mundo, que tiene claras directrices en lo referente a las acciones y propósitos de la Izquierda Democrática, que presenta claras orientaciones y decisiones sobre los grandes debates mundiales, regionales y nacionales en torno al medio ambiente, el patrimonio público, la equidad y justicia social, la democracia, las formas de participación social y política y un sinnúmero mas de problemas y situaciones que aquejan a los(as) colombianos(as).

En este sentido sería poco o casi nada lo que habría que reformarle, más que en el ideario, pienso que es en los estatutos, en la forma de operar ese ideario, es donde debemos poner nuestra atención. Me parece que el ideario de unidad frente a la crisis económica en curso tiene respuestas contundentes e importantes, habría que profundizarlas, habría que desarrollarlas, es decir que lo que hay que hacer es un desarrollo del ideario de unidad, con amplia participación de nuestros militantes(as) y con una verdadera vocación de poder y de gobierno, que nos permita de manera directa proponer acciones, programas y proyectos que le den respuestas a la gente ante la situación de crisis política, de crisis económica, de crisis humanitaria, de crisis social, de crisis de credibilidad que está viviendo nuestro país.

Más que la reforma del ideario es cómo llevar a la práctica ese ideario, cómo profundizar en términos de puntualizar y presentar propuestas y acciones de gobierno desde el mismo ideario de unidad, junto con las necesarias reformas de Estado que las hagan viables y sostenibles.

¿Las propuestas programáticas?

Destaco cuatro ejes fundamentales. Creo que el primer eje programático es que el Polo tiene que ser capaz y audaz en hacer una propuesta de una nueva estructura de poder para Colombia. Si nosotros no hacemos una propuesta de una nueva estructura de poder para Colombia, difícilmente podremos llegar a avanzar en los cambios que queremos desarrollar y menos aún hacerlos perdurables. Creo que Colombia está, por sus características demográficas (multicultural, poli clasista y pluri étnico), por su crisis política y humanitaria (ha sufrido durante mucho tiempo una guerra cuya expresión inmediata tanto vital como simbólica recae sobre las víctimas de las múltiples violencias (política, económica, cultural, social, familiar, psicológica, militar, etc.).

Por sus centenarios y algunas veces casi milenarios procesos de resistencia (indígenas, afros, campesinos, mujeres, jóvenes, obreros, etc) y por su anhelo generalizado de encontrar salidas innovadoras, políticas y sociales a estas crisis, está en condiciones de poder desarrollar de verdad un gobierno colectivo en el cual las diferentes organizaciones sociales, los grupos poblacionales, las etnias, los movimientos y partidos políticos y las diversas formas de expresión comunitaria se puedan sentar a reconstruir este país.

Entonces el primer punto fundamental del plan de gobierno es que sea capaz de proponerle al país una nueva estructura de poder; la estructura de poder clásica que en este momento impera en Colombia, es una estructura ineficiente, excluyente, clientelar y claramente vulnerable a la corrupción, que no responde a las demandas y necesidades de la gente y en la cual la mayoría de los y las colombianos(as) gente ya no creemos. Creo que la convocatoria a una Asamblea Constituyente debe ser el primer acto en el Gobierno Nacional del PDA.

En segundo lugar este primer punto no puede estar desligado de los otros dos ejes para mí fundamentales, donde destaco prioritariamente la solución social y política a los conflictos armados para una paz con justicia, verdad, reparación y permanencia en el tiempo. La negociación política es inaplazable más que nunca, no la retórica de la paz en términos abstractos, sino una negociación política concreta que sea capaz de superar también los fracasos anteriores, que supere el modelo fallido de las negociaciones desde el gobierno con un sector particular o grupo armado, al margen de la sociedad en general y sus organizaciones y pensar más bien en negociaciones en el gobierno mismo, en un gobierno colectivo donde participen todos los sectores sociales, económicos, políticos, gremiales, sectoriales, poblacionales y aún mismo quienes están involucrados en la guerra y quieran dejar las armas para entrar a construir el país que tanto anhelamos. Insisto es un gobierno colectivo capaz de recoger esas organizaciones sociales, esas expresiones amplias del país, pero además también que tenga la audacia suficiente para en el gobierno mismo hacer el proceso de paz; negociar con... ya no funciona; es negociar en… pienso yo.

El tercer elemento fundamental creo es la agenda social, con claras garantías en el respeto de los derechos fundamentales de la gente. Una agenda social que se anticipe y pueda contrarrestar también los efectos devastadores de la crisis económica y que sea en sí misma la construcción de un nuevo modelo económico ante el descalabro del modelo capitalista. Una agenda social y económica que atienda los factores estructurales e históricos de la crisis y por tanto no sea respuestas inmediatistas y pasajeras, vuelve a tener vigencia el clásico debate entre revolución o reforma. Más que nunca debemos hoy declararnos como demócratas, revolucionarios de izquierda.

Y un cuarto eje que se une con todos los anteriores. El Polo Democrático Alternativo más que nadie tiene que levantar las banderas de la soberanía, de la soberanía nacional y en la fraternidad e integración regional. Al hablar de la soberanía no estoy hablando en término abstracto estoy hablando de condiciones concretas, una soberanía territorial que tiene que ver con la soberanía y el carácter público de los recursos fundamentes, la soberanía con respecto a la tierra (el territorio como expresión fundamental tiene que ser una expresión de soberanía nacional), el agua tiene que ser una propiedad pública también porque es soberano, el aire, el espectro radioeléctrico, nuestros recursos energéticos, biogenéticos etc.. La soberanía entendida no como un calificativo en el discurso político, sino como las bases territoriales de nuestra identidad nacional, una soberanía integral orden cultural, que recoja las múltiples expresiones culturales en la construcción de nuestra nacionalidad e identidad.

Pero nuevamente enfatizo: cualquier ejercicio de soberanía, cualquier ejercicio de identidad nacional que se aleje de una propuesta regional, es un ejercicio solitario que no va a tener ninguna salida. América Latina tiene hoy un claro derrotero, una tarea inmediata, que es organizarse en torno a una propuesta regional que responda a las grandes demandas que en este momento exigen los tiempos y las necesidades de la gente. En síntesis: Soberanía Nacional con integración y fraternidad regional y vocación planetaria.

¿El POLO y las coyunturas Políticas y Sociales?

Yo creo que los procedimientos de decisión del Polo son los que impiden que nuestro partido reaccione de manera inmediata ante las demandas y los sucesos políticos que se están dando no solamente en Colombia sino en la región y el mundo. Me parece que el Polo de manera sana inició una organización que buscaba respetar al interior de sus estructuras todas las expresiones y mecanismos democráticos y por lo tanto una estructura que le permitiera pronunciarse a partir del debate colectivo, del debate representativo, del debate propio de las diferentes fuerzas que en él confluyen; sin embargo, los acontecimientos son muy ágiles, muy rápidos y a veces esas estructuras no funcionan y pareciera ser que desconfiamos de la capacidad que tengan nuestros propios militantes y dirigentes de asumir, de empoderarse desde el ideario de unidad, para que claridad absoluta lo proclamen, porque lo comparten, lo viven y lo actúan plena y cotidianamente. No tenemos la más mínima duda sobre nuestros directivos(as) y por tanto de su capacidad de interpretarnos y representarnos ante las coyunturas específicas con inteligencia, con capacidad política y con responsabilidad social, que cuando así no sea también de manera fraterna y democrática estaremos los y las militantes atentos a presentar nuestras críticas para establecer los correctivos necesarios.

De otra parte si, como lo mencioné anteriormente, la estructura directiva del Polo, sigue siendo compuesta mayoritariamente por las expresiones parlamentarias y los movimientos o partidos políticos que confluyen en nuestro partido, siempre estaremos a la zaga de las agendas parlamentarias por una parte, y la agenda parlamentaria, sin quitarle ningún valor, no responde la mayoría de las veces a los sentires y necesidades de la gente. Igualmente los problemas internos de los partidos o movimientos políticos y sus divergencias con otros, no pueden seguir siendo el tema de debate público y privado en nuestro partido. No más debates y a veces chantajes públicos, para forzar acuerdos privados en nuestro partido. Igualmente tenemos que hacernos una autocrítica muy fuerte, para no continuar trasladando, ni a nuestros militantes, ni al país, los debates ya desgastados que tienen los diferentes sectores políticos que conforman el partido.

Discutamos, miremos las diferencias que hay en los diversos movimientos, partidos y organizaciones sociales, es esta la mayor riqueza que tiene nuestro Polo Democrático Alternativo, pero no le traslademos nuestros problemas ni al país, ni mucho menos a nuestra militancia de base que esperando con entusiasmo y deseos de cambio un Polo unificado, capaz de guiar, dirigir y tomar decisiones para llegar a ser gobierno y ser poder.

¿La legitimidad del Congreso de la República?

Si algún día el Polo tuviera la valentía histórica y ética, de ante, la corrupción que se vive al interior de nuestras instituciones parlamentarias, de la inoperancia de ellas y de la lejanía que tienen del país real para decir: “renunciamos al parlamento y montamos un parlamento de los pueblos”, creo que este país se movería, creo que este país vería en el Polo de verdad una nueva estructura de poder. Creo que es el momento ya de poner en tela de juicio el parlamentarismo actual y pensemos entonces si es posible un Congreso de los Pueblos, un parlamento de los pueblos, en donde los diferentes sectores sociales, sectores poblacionales, indígenas, afros, lgtb, mujeres, jóvenes, todas las expresiones, puedan en un momento dado decir: “vamos y ponemos una agenda política desde las necesidades de nuestros pueblos”; dicha superación del parlamentarismo está en la crítica y la ruptura total con las prácticas clientelistas vigentes en Colombia. Desafortunadamente por no tomar distancia crítica de estas prácticas parlamentaristas es que se han cooptado casi en grado significativo los esfuerzos, la lucha política de los diferentes militantes y dirigentes, hombres y mujeres del Polo Democrático que han llegado a esas curules. Insisto hay que tomar unas decisiones fuertes y sin temor. En ese sentido cuando yo decía que el primer punto fundamental en la agenda política era replantear la estructura del poder del Estado y del país, uno de los primeros ejercicios que hay que hacer es replantear esa estructura parlamentaria que creo que no responde en absoluto al momento histórico, social, económico, cultural y político de Colombia.

Yo no sabría cual sería la nueva expresión, nos toca trabajarla, y además no va a surgir del Polo Democrático, surge del debate con la sociedad, quizás pueda ser algo similar a lo que han sido las organizaciones de los pueblos indígenas en torno a sus “mingas”, o lo que fueron las organizaciones de los pueblos afros en torno a “quilombos”, o son los “combos” o “parches” de los(as) jóvenes, o las organizaciones de base de mujeres, viviendistas, ambientalistas, etc., e intentar articular todas esas formas múltiples de organización social.

Además insisto nuevamente que creo que Colombia está a las puertas de dar un paso muy importante en América Latina. Sin descartar para nada, todo lo contrario aplaudiendo, reconociendo y reivindicando los esfuerzos y los resultados de todos los gobiernos alternativos que se han dado en América del Sur, desde la Revolución Cubana, hasta la últimas expresiones que hay en los gobierno venezolano, ecuatoriano, boliviano, nicaragüense, brasileño etc., en todos, absolutamente en todos, al hacer una revisión crítica e histórica sobre todos ellos, debemos decir que con todos los avances que se han logrado, en el punto en el cual pareciera que se ha avanzado muy poco o casi nada es en la generación de una nueva estructura de poder, que supere las visiones caudillistas, parlamentaristas, quizá representativitas, donde la sociedad muchas veces es simplemente contenido o receptores de unas decisiones que la mayoría de las veces no tienen que ver casi nada con su vida. Por eso creo que Colombia tiene todas las condiciones para aportar con una visión de gobiernos colectivos en los nuevos rumbos de la región y del mundo.

Finalmente creo que la autocrítica anteriormente propuesta debe extenderse también en la continua revisión de nuestros anteriores y actuales ejercicios de gobierno, departamental, municipal, local o sectorial, para que guarden estricta coherencia con los principios de nuestro partido y con la voluntad de los y las electoras que nos eligieron y desde allí establecer criterios, pautas y correctivos necesarios.

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